miércoles, 24 de diciembre de 2014



Columna

Algo más que palabras

Repensar o recapacitar para permanecer

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

El ser humano necesita pensar, repensar o recapacitar sobre su distintivo valor en un mundo globalizado. Este es el primer deber que ha de considerar cada ser humano, habite donde habite y sea de la cultura que sea. Está en juego la continuidad de la propia especie, la natural familia humana. De momento, algo no funciona, y esto es grave, yo diría que gravísimo. La realidad es bien negra para algunos. No puede haber personas sin acceso a ganarse el pan de cada día, y a poder ganarlo con dignidad. Tampoco puede haber personas oprimidas, esclavas de determinados poderes corruptos, sin camino para poder huir. De igual modo, no puede haber personas que valgan menos que una ínfima cosa y no encuentren corazón que entienda de su agonía. Podríamos seguir mostrando la multitud de calvarios que cohabitan con nuestra época. Basta ya de limosnas sociales, el planeta precisa con urgencia una actitud de cambio, de búsqueda de nuevos caminos más justos y equitativos. Todo estos desajustes tienen un nombre, en lugar de pensar desde la riqueza hay que reflexionar desde la pobreza, ponerse en el lugar de los que no tienen voz y escucharles, invitarles a participar con sus propias palabras para poder salir de las tinieblas. Reconozco que no me interesan para nada, aquellos organismos que ciegos continúan con los mismos despropósitos. Todo ciudadano tiene que tener la posibilidad de vivir dignamente, y mientras esto no suceda y no pueda intervenir activamente en el bien colectivo, carece de interés cualquier proyecto.

Debemos volver al pensamiento aglutinador de la especie en su totalidad, como auténtica familia humana, y como tal debe ser articulada y pensada.  Nadie puede ser más que nadie en dignidad, tampoco en deberes ni en derechos, hay que retornar a la centralidad del ser humano, repensando (y recapacitando) en un modo de coherencia y de valor social. La solidaridad, pero entendida como ventana de auténtico amor, debería ser el abecedario universal de todos los pueblos, de todas las naciones. No se trata de dar migajas, sino de cooperar todos junto a todos, por hacer un mundo más hermanado. Esta es la llave. Por desgracia, cuando se pierde el respeto por el ser humano cualquier atrocidad es posible. En cualquier caso, hemos de aceptar que la responsabilidad es compartida, y que no se puede cambiar nada en solitario. Por ello, sería saludable que, coincidiendo con el día internacional de la solidaridad humana (20 de diciembre), activásemos, cada cual desde donde se encuentre, los esfuerzos precisos para modular otro futuro más equitativo, dejando a un  lado la siembra de palabras huecas, e impulsando un valiente compromiso de promover un futuro humano para toda la humanidad. No podemos quedarnos tranquilos ante un viejo mundo, que continúa predicando con lenguaje mezquino e insolidario, dejándose mover por los que lo tienen todo.


Personalmente, me niego a moverme en este clima de desigualdades que dicen muy poco de la ciudadanía solidaria. Prolifera la degradación, la falta de horizontes para algunos, mientras otros nadan en la abundancia. Si en verdad cultivásemos la solidaridad planetaria, o lo que es lo mismo  la inclusión y la  justicia social, el mundo sería otro, al menos más armónico y armonioso. Hay que decidirse y hacerse con una actitud más fraterna, de manera que aquellos que sufren, o los que menos se benefician, obtengan la incondicional ayuda de los más beneficiados. No es de recibo entregar migajas. Si en verdad queremos propiciar un acto de amor, hemos cuando menos de predisponernos a donarnos sin esperar recompensa alguna. No es cuestión de convertirnos en meros asistentes, sino en auténticos hermanos con lo que ello significa de encuentro y de compartir. Convertir al ser humano en una ganancia más, como hasta ahora se concibe, es destruirlo como ser pensante. De ahí la importancia de repensar (y recapacitar) sobre una nueva época, donde las barreras del individualismo den paso a un camino de apertura donde todos los humanos contemos por igual. Nuestro valor es inmenso, pero en su conjunto. Antaño nuestros progenitores nos educaban en el valor de lo que recibimos y tenemos,  quizás hoy tengamos que reeducar en el repensar de tantas paradojas vivientes. A veces me pregunto: ¿Para qué tanta institución que no resuelve nada?. A lo mejor ese dinero, que sustenta el entramado institucional, habría que repartirlo entre aquella gente que ha de abandonar su propia tierra para poder subsistir en otro lugar. Es cuestión de priorizar, y por siempre debe de prevalecer el ser humano. Así de claro y así de sencillo. 

No votaremos

PRONUNCIAMIENTO DE LA RUDH

10 de diciembre de 2014.- Este día internacional de los derechos humanos, nada tenemos que celebrar en un Estado que es líder mundial en su violación. No podemos celebrar que un Estado se encuentre en guerra contra su propio pueblo, contra la vida, contra el agua, contra el aire, contra la tierra, contra la patria y contra nuestra diversidad cultural. No celebramos que policías y soldados se dediquen a exterminar a nuestros pueblos, a nuestras mujeres, a nuestros campesinos, a nuestros estudiantes, ni celebramos que el narcotráfico sea un brazo del Estado y el corazón mismo. No celebramos que los elementos de la fuerza pública quemen la puerta de Palacio Nacional, asalten casetas de peaje, destruyan comercios y arrojen bombas molotov contra los edificios públicos, haciéndose pasar por anarquistas. Los verdaderos anarquistas no son cobardes.

Tampoco celebramos que los primeros en violar las leyes sean nuestros propios gobernantes. No celebramos que los logros de nuestra revolución hayan sido arrancados de las páginas constitucionales. Ni celebramos que nuestro país sea diseñado por un grupo de bandidos inútiles a la patria, parásitos de la sociedad. No celebramos que nuestros derechos estén condicionados a una constitución que no es nuestra y que no merece respeto ni de los gobernantes ni de los gobernados. Ni celebramos que la Constitución sirva para entregar la soberanía nacional a los intereses extranjeros, traicionando a la patria. No celebramos que la constitución ha muerto.

Por ello, desde la región Huasteca-Totonacapan, llamamos a todo el pueblo de México a desconocer las instituciones del Estado y sus tres poderes de gobierno, porque no nos representan y son instrumentos de dominación, represión y saqueo. Porque la voluntad del pueblo no está plasmada en la Constitución. Y llamamos a los inversionistas extranjeros a que dejen de llevarse la riqueza nacional, porque ningún convenio ha sido avalado por el pueblo mexicano; se les confiscarán los medios de producción y no serán indemnizados, porque mucho es lo que nos han saqueado. La población, que es la parte sustancial del Estado mexicano, no está de acuerdo con su presencia y no permitiremos que continúen saqueando al país. Porque nuestro México no es un “Estado fallido” que no tenga dueño. Lo fallido es el gobierno y fallidos serán sus convenios por no estar avalados por el pueblo. Lo fallido es este sistema social de destrucción y muerte. Lo fallido es este modelo de desarrollo basado en la explotación del trabajador y en el ecocidio. Lo fallido es este sistema político basado en los partidos electoreros. Lo fallido es la Constitución que no nos representa.

Lo que sí celebramos es que nuestro pueblo estaba dormido pero ya despertó. Celebramos que de inmediato se han accionado todos sus potenciales humanos para reconstruir este país. Celebramos la creatividad, la inteligencia y la valentía del pueblo para derrocar este régimen putrefacto. Celebramos que somos un pueblo guerrero, pero también fraterno, con rabia pero también con ternura. Celebramos que la solidaridad humana nos ha hecho sentir cada muerte y cada violación de los derechos propios y ajenos. Celebramos que la clase política que se encuentra en el poder pronto será desterrada por la organización ciudadana. Celebramos que el pueblo sabrá encontrar los mecanismos menos violentos para transformar nuestro México. Celebramos que las próximas elecciones estarán plagadas de ausencias, porque los mexicanos nos encontraremos construyendo otro país. Invitamos a todos los ciudadanos de la región y del país que quieran sumarse, al Congreso Constituyente de la Huasteca-Totonacapan el próximo 7 de junio, día de las elecciones, donde anunciaremos una nueva constitución, en su primera parte, hecha por el pueblo, más consensuada y humana, más justa y fraterna.
“Sembremos Justicia y el Fruto será la Paz”
Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH)
Huasteca-Totonacapan

Papantla, Ver. México.

martes, 23 de diciembre de 2014

Felipe V. Torres Director del Auténtico “Cangrejito Tropical” desea a fans y seguidores una Feliz Navidad y un Próspero Año nuevo 2015


Zona Oriente del Estado de México.- A través de un emotivo convivio de fin de año organizado por “Líderes Fundadores” de Valle de Chalco asistió como invitado especial el C. Felipe V. Torres Director del Auténtico “Cangrejito Tropical”, el cual disfruto de una exquisita cena navideña en compañía de invitados que degustaron del pan y la sal en vísperas de año nuevo.

En esta amena velada asistieron como anfitrión Moisés Ramírez Silva, Miguel Ángel Xolalpa, Aliber García de la Cruz (Director del Periódico Liberal Mexiquense), y más de 60 líderes del municipio de Valle de Chalco. 

viernes, 12 de diciembre de 2014

Reciben diputados a padres de normalistas de Ayotzinapa

  • Los legisladores, Óscar González y Norberto Morales, expresaron su apoyo durante una conferencia de prensa en el Salón Benito Juárez.
  • Estuvieron presentes Nardo Flores Vázquez y Óscar Ortiz Serafín, padres de los normalistas, quienes pidieron justicia.



Toluca de Lerdo, Méx.- Al recibir a padres de los normalistas de Ayotzinapa en la sede de la Legislatura estatal, el diputado Óscar González Yáñez, coordinador del Grupo Parlamentario del PT, en presencia de su compañero legislador Norberto Morales Poblete, así como integrantes del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, llamó a construir “un país mejor para nuestros jóvenes. Aquí está nuestra solidaridad”.

En el salón Benito Juárez del Palacio Legislativo, ante estudiantes universitarios, maestros y medios de comunicación, padres de estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, Nardo Flores Vázquez y Óscar Ortiz Serafín, ofrecieron una conferencia de prensa en la que el legislador Óscar González destacó que el “sistema político mexicano está descompuesto”, por lo que refrendó su solidaridad y dijo que “no están solos en el Estado de México”.

Ante Eduardo Orozco Sandoval y José Manuel Cisneros, del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, el legislador manifestó que Ayotzinapa debe ser “la gota que derrame el vaso”, en tanto, el diputado Norberto Morales, quien organizó la visita de los padres al Congreso local, manifestó que lo ocurrido en Iguala debe servir para despertar la conciencia de todo el país.

De esta manera, ante José González Figueroa, del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, y María Eugenia Garrido de Jesús, del Sindicato Democrático, destacó que “su lucha es nuestra”, y agradeció a los padres por permitirles ser solidarios.

Por otra parte, Nardo Flores Vázquez, padre del estudiante desaparecido, Bernardo Flores, realizó un llamado a los mexicanos a perder el miedo, a seguir luchando y exigió que la investigación que se realiza sobre la desaparición de sus hijos llegue hasta “todos los políticos involucrados”.

 “No vamos a superar este problema hasta que nos devuelvan vivos a nuestros hijos, y hasta que nos devuelvan la paz, la seguridad, hasta que todos los mexicanos podamos salir nuevamente a las calles sin temor”, enfatizó.

En tanto, Óscar Ortiz Serafín, padre de Cutberto Ortiz Ramos, también estudiante desaparecido, lamentó que estuvo en manos de los tres niveles de gobierno detener la agresión a los normalistas, y pidió justicia ante el caso.

José Manuel Cisneros, del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, indicó que de las 29 normales rurales ya solo quedan 16, cuyo objetivo era que “los hijos de los campesinos salieran adelante”; en tanto José González Figueroa, también del Comité Ejecutivo Nacional Democrático, dijo que “somos gente de la sociedad que defendemos a nuestros niños y jóvenes”.

Finalmente, Julio César Arellano, en nombre del Comité Universitario, refrendó su apoyo y manifestó que han realizado diversas acciones a favor de este movimiento.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Algo más que palabras

SEAMOS TODOS PARA CADA UNO Y SEÁMOSLO TODO

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

Todos podemos hacer más. Tenemos que tener la valentía de propiciar el cambio. Sabemos que no es nada fácil. Nos dominan las apariencias, la tibieza de no romper con el estado de mediocridad que nos acosa y ahoga. Parece que estamos vivos y en realidad estamos muertos. Nada nos reanima. Seguimos sirviéndonos del débil. Nuestra batalla cotidiana tiene que ir más allá de esta mundanidad que todo lo confunde y desalienta. Los poderosos continúan dejando mártires de la corrupción política, económica, eclesiástica, con sus hazañas dominadoras. Por eso, me parece una buena noticia que este año 2014,  la celebración del Día Internacional de los Voluntarios (5 de diciembre), active y reanime la voluntad de poder mudar de aires en todo orbe, rindiendo especial tributo a la participación de los ciudadanos que contribuyen a ese canje a nivel local, nacional y global. No debemos seguir anclados en la soberbia que tanto abunda hoy en día, y mucho menos en el orgullo que engendra al tirano con su abismo de males, complemento de la ignorancia y de tantos desasosiegos.

El voluntariado puede ser una salida a este clima de tribulaciones que nos acorralan, por una parte contribuye con su hazaña a generar ese ansiado cambio positivo que tanto necesitamos, al tiempo que se ve él mismo transformado con su dinámica tarea de estar presente dondequiera que haya personas en situaciones difíciles que precisan ayuda. Por consiguiente, sería bueno que se extendiera la idea de que hemos de ser voluntarios todos, sobre todo para sembrar sosiego, prevenir conflictos, auxiliar a las sociedades a recuperarse de los inútiles combates, para prestar asistencia en definitiva. Precisamente, la Carta de las Naciones Unidas, al comenzar con las palabras: "Nosotros los pueblos", lo que hace es recordarnos que los problemas mundiales no es tarea únicamente de los gobiernos, sino también de la ciudadanía, de cada uno de nosotros y de las familias en su conjunto, o sea, de la mismo sociedad civil. Desde luego, sería una cosa hermosa que se acrecentara ese interés social por ayudarse los unos a los otros, sabiendo que no puede haber una sociedad humana mientras la mayor parte de sus miembros sean pobres y desdichados.

Por desgracia, la sociedad está dividida en dos grandes muros: La de los que tienen más pan que apetencia y la de los que tienen más apetencia que pan. De ahí la necesidad de que haya gente dispuesta a sumarse a ese gran cambio en el mundo, donde nadie se sienta dios, sino servidores con una actitud de donación total, fruto de su compromiso con la vida. Sin duda, el voluntariado nos ayuda a acercarnos como seres humanos y a humanizarnos como sociedad. A mi juicio, es un poderoso instrumento para movilizar a todos los sectores sociales como asociados activos en la construcción de un mundo más habitable, con mayor conciencia social, sabiendo que somos uno para todos y todos para cada uno. Para infortunio nuestro vivimos en una cultura de lo provisional, de lo relativo, donde muchos adoctrinan que lo importante es disfrutar del momento, que no vale la pena comprometerse con la vida, pues yo digo todo lo contrario, que hay que ser revolucionarios para crear una contracorriente de pensamiento, capaz de generar una auténtica cultura solidaria para que la exclusión dormite, de una vez por todas, en el sueño del olvido.

Tenemos que atrevernos a caminar en el sentido de donarse sin condiciones, ni condicionantes, no olvidemos que cuando excluimos a alguien nos estamos excluyendo a nosotros mismos. Todos, en el fondo, llevamos una misión que cumplir como expresión de nuestra humanidad común y como manera de promover el respeto mutuo, la solidaridad y la reciprocidad como especie. El altruismo de los voluntarios es inmenso y digno del mayor de los elogios. Son un referente y una referencia para este mundo interesado. Naturalmente, estamos todos llamados a participar en el acontecer diario de nuestras sociedades, muy en especial prestando ayuda a los grupos vulnerables y marginados como las personas de edad, discapacitados o niños. Por ello, todas las naciones, aparte de educar para que cada día más ciudadanos estén dispuestos a brindar voluntariamente su tiempo, han de establecer la infraestructura necesaria para apoyar al voluntariado, y de esta manera, contribuir a sociedades armónicas con iguales posibilidades para todos.

Quizás debamos recuperar toda la especie ese espíritu de ser todos para cada uno y uno, asimismo, para todos. Estoy convencido, que frente a un capitalismo salvaje que ha enseñado la lógica del lucro a cualquier precio, de dar para obtener algo a cambio, de la explotación sin contemplar a las personas, se precisa otra atmósfera más  fusionada, de auténtica gratuidad. El ser humano tiene que aprender a donarse de otro modo, si en verdad quiere ser feliz. Hasta que no tengamos esa práctica vivida, la experiencia directa de servicio, no veremos al prójimo como algo próximo, como algo nuestro, como algo que forma parte de nuestro propio tronco en definitiva. El mundo entonces será nuestra propia riqueza humana más bella, la del encuentro, la de las relaciones entre las personas, sin exclusiones, que viven juntas y que unidas se ayudan a crecer mutuamente. Esto es lo importante en toda sociedad, porque realmente el voluntariado abre horizontes al diálogo y, a la vez, impulsa la responsabilidad cívica, tan necesaria en estos tiempos presentes.


Sin duda alguna, son los jóvenes los que han de contribuir a ese cambio, se precisa su talento y su capacidad de entusiasmo, para mejorar el planeta transformando socialmente su espíritu, que no ha de ser otro que buscar el bien común, de manera solidariamente fraterna, y sin esperar a cambio recompensa material alguna. Las sociedades y las personas que actúan de este modo, también experimentan una transformación significativa, en cuanto a comprensión hacia los demás. Si en verdad llegásemos a comprender, ya no podríamos conceptuar a nadie. Uno es como es y, a pesar de ello, ha de ser para todos algo fundamental. Como tantas veces han dicho hombres de ciencias y letras, personas de verbo en suma, yo también pienso que a un ser humano sólo le puede salvar otro ser humano. En consecuencia, uno tiene que ser algo en la vida para poder hacer algo por el semejante, sin obviar que una palabra puede salvar una vida o herirla más profundamente que una espada. Esto hace que las personas de bien, y los voluntarios lo son, así como las organizaciones de voluntariado caritativo, ocupen un lugar central en las sociedades más sanas de todo el mundo. Que su ejemplo nos ejemplarice es lo que yo deseo.

Periódico Digital "Liberal Mexiquense". DICIEMBRE 2014